stamos viviendo una época maravillosa. Una época en la que usted ya no encuentra los clientes, los clientes lo encuentran a usted. (Y para variar, los de marketing que le ponen nombre a todo, lo han llamado inbound marketing). Una época en la que el consumidor (por fin) tiene el poder sobre lo que compra, la información que recibe y lo que recomienda.
Tenemos infinidad de opciones para escoger, múltiples formas de acceder a las cosas que nos gustan y gran cantidad de canales para interactuar con la gente que nos importa. Decidimos qué, cuándo y cómo consumir. Los mercados se rigen ahora por las reglas de los consumidores, no por las de las compañías. Hacemos respetar nuestro tiempo y somos conscientemente indiferentes a todo lo que no se alinea con nuestros principios, intereses, gustos y motivaciones.
Los negocios fracasan por falta de clientes (duh!)
No hay que pensarlo mucho. Los negocios fracasan por falta de clientes, nada nuevo en eso. Sin embargo, si es tan obvio, evidente y predecible. Si es un principio lógico y universal el que todo negocio necesita generar suficiente demanda para prosperar, ¿por qué muchos negocios se siguen lanzando al agua sin tener claro si habrá la demanda suficiente?, ¿por qué muchos negocios siguen pasando trabajos para mantenerse a flote y ser rentables?
Por dos razones:
Primera, porque el producto/servicio no es sorprendente. No se diferencia. Cuenta la misma trillada historia y no comunica una razón clara de preferencia. Nada disruptivo, sólo más de lo mismo: “Líderes en calidad”, “Los Número 1”, “Excelente servicio”, “Calidad insuperable”, “El más amplio surtido”, “10 años al servicio de [industria]”, “Lo último en tendencias”, “Nueva administración”, “Atendido por su propietario, siga ud.”, etc., etc., etc. Es como si le habláramos al ingenuo consumidor de los 80’s.
Estamos viviendo una época maravillosa. Una época en la que usted ya no encuentra los clientes, los clientes lo encuentran a usted. (Y para variar, los de marketing que le ponen nombre a todo, lo han llamado inbound marketing). Una época en la que el consumidor (por fin) tiene el poder sobre lo que compra, la información que recibe y lo que recomienda.
Tenemos infinidad de opciones para escoger, múltiples formas de acceder a las cosas que nos gustan y gran cantidad de canales para interactuar con la gente que nos importa. Decidimos qué, cuándo y cómo consumir. Los mercados se rigen ahora por las reglas de los consumidores, no por las de las compañías. Hacemos respetar nuestro tiempo y somos conscientemente indiferentes a todo lo que no se alinea con nuestros principios, intereses, gustos y motivaciones.
Los negocios fracasan por falta de clientes (duh!)
No hay que pensarlo mucho. Los negocios fracasan por falta de clientes, nada nuevo en eso. Sin embargo, si es tan obvio, evidente y predecible. Si es un principio lógico y universal el que todo negocio necesita generar suficiente demanda para prosperar, ¿por qué muchos negocios se siguen lanzando al agua sin tener claro si habrá la demanda suficiente?, ¿por qué muchos negocios siguen pasando trabajos para mantenerse a flote y ser rentables?
Por dos razones:
Primera, porque el producto/servicio no es sorprendente. No se diferencia. Cuenta la misma trillada historia y no comunica una razón clara de preferencia. Nada disruptivo, sólo más de lo mismo: “Líderes en calidad”, “Los Número 1”, “Excelente servicio”, “Calidad insuperable”, “El más amplio surtido”, “10 años al servicio de [industria]”, “Lo último en tendencias”, “Nueva administración”, “Atendido por su propietario, siga ud.”, etc., etc., etc. Es como si le habláramos al ingenuo consumidor de los 80’s.
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Fotografía tomada de Bien pensado